6 Nunca en su vida le había disgustado su padre diciendo: «¿Por qué
haces esto?» Era de muy hermosa presencia y había nacido después de
Absalón.
7 Se entendía con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, que
apoyaban a Adonías.
8 Pero el sacerdote Sadoq, Benaías, hijo de Yehoyadá, el profeta
Natán, Semeí, Reí y los valientes de David no estaban con Adonías.
9 Adonías hizo un sacrificio de ovejas, bueyes y vacas cebadas en la
Piedra de Zojélet, que está junto a la fuente de Roguel, e invitó a todos sus
hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá, servidores del
rey,
10 pero no invitó al profeta Natán ni a Benaías ni a los valientes ni a
Salomón su hermano.
11 Dijo Natán a Betsabé, madre de Salomón: «¿No has oído que
Adonías, hijo de Jagguit, se hace el rey sin saberlo David nuestro señor?
12 Ahora voy a darte un consejo para que salves tu vida y la vida de tu
hijo Salomón.
13 Vete y entra donde el rey David y dile: “Acaso tú, rey mi señor, no
has jurado a tu sierva: Salomón tu hijo reinará después de mí y él se sentará
en mi trono? ¿Pues por qué Adonías se hace el rey?”
14 Y mientras estés tú allí hablando con el rey, entraré yo detrás de ti
y completaré tus palabras.»
15 Entró Betsabé donde el rey, en la alcoba; el rey era muy anciano, y
Abisag la sunamita servía al rey .
16 Arrodillóse Betsabé y se postró ante el rey; el rey dijo: «¿Qué te
pasa?»
17 Ella le dijo: «Mi señor, tú has jurado a tu sierva por Yahveh
tu
Dios: “Salomón tu hijo reinará después de mí y él se sentará en mi trono.”
18 Pero ahora es Adonías el que se hace el rey, sin que tú, mi señor el
rey, lo sepas.
19 Ha sacrificado bueyes, vacas cebadas y ovejas en abundancia,
invitando a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, jefe del
ejército, pero no ha invitado a tu siervo Salomón.
20 Ahora, mi señor el rey, los ojos de todo Israel te miran para que les
indiques quién ha de sentarse en el trono de mi señor el rey, después de él.
21 Y ocurrirá que, cuando mi señor el rey se acueste con sus padres,
yo y mi hijo Salomón seremos tratados como culpables.»
22 Estaba ella hablando con el rey cuando llegó el profeta Natán.
23 Avisaron al rey: «Está aquí el profeta Natán.» Entró donde el rey y
se postró sobre su rostro en tierra ante el rey.
24 Dijo Natán: «Rey mi señor: ¿es que tú has dicho: “Adonías reinará
después de mí y él será el que se siente sobre mi trono?”
25 Porque ha bajado hoy a sacrificar bueyes, vacas cebadas y ovejas
en abundancia, invitando a todos los hijos del rey, a los jefes del ejército y
al sacerdote Abiatar; están ahora comiendo y bebiendo en su presencia
y
gritan: “Viva el rey Adonías.”
26 Pero yo, tu siervo, y el sacerdote Sadoq y Benaías, hijo de
Yehoyadá, y tu siervo Salomón no hemos sido invitados.